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Como un liviano costal, Alejandro cargó a Vanesa para llevarla al sótano de su casa. Aquel sitio había sido testigo del horror y estaba a punto de presenciar lo inimaginable.
- ¡Si seré imbécil! - masculló Alejandro - Dejé todo arriba
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Mientras Alejandro estaba arriba y alistaba todo lo que necesitaba con Vanesa, sorpresivamente y desafiando cualquier cálculo, ella despertó. Al parecer Alejandro no había usado la dosis de siempre de Canimada, un error que podría costarle mucho
La mirada de Vanesa estaba algo borrosa, sus sentidos dispersos y dormidos, no obstante entendía el peligro que corría…en frente suyo había dos puertas, una de ellas era la salida ¿pero cual?
¿Qué puerta debería escoger Vanessa?
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