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- No, gracias. Así estoy bien
 

- Como quieras - respondió a secas Alejandro - Me disculpas un momento

<¡Que lastima! Tendré que acelerar todo esto> pensó el presidente del Ingenio Nikaido S.A. En un abrir y cerrar de ojos, Alejandro le colocó un paño con cloroformo. Tras un forcejeo que duró una eternidad, Vanesa sintió un fastidio increíble por el olor dulce y fuerte del químico con el que intentaban desmayarla.

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Su visión se tornó borrosa y le empezó a faltar el aire… las luces a su alrededor se apagaron, la oscuridad inundó su ambiente, sería una víctima más del monstruo quien continuaría apagando inocentes vidas… la de Vanesa terminó allí, ahogada. 

FIN

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